29/11/08

Anecdotario II



Continuando con el anecdotario del post anterior, sobre anécdota recogidas en el libro “El Perro de Agua Español, una raza autóctona a conservar”, traemos algunas anécdotas nuevas:

Rastreo y recuperación de la cartera y petaca de tabaco

¿Qué podemos decir sobre capacidad olfativa y de rastreo de esta raza? Éste es sin duda el juego más extendido y conocido por todo nosotros. Los pastores ponían a prueba a su laneto escondiéndole algún objeto como la cartera, petaca, navaja o incluso el zurrón para que estos fieles amigos diesen con ellos gracias a su poderosa “nariz”. Esta práctica servía de ocio y juego en los ratos libres y una vez en el pueblo era utilizada para apostar con los amigos unas copas de vino. Estos juegos siempre eran resueltos satisfactoriamente por estos perros gracias a su enorme capacidad olfativa donde compagina el rastreo por el vuelo y el venteo al aire en la búsqueda del objeto perdidos.

Años más tarde esta aptitud natural del Perro de Agua Español está siendo potenciada y utilizada en servicios más modernos como son el adiestramiento para el rescate de personas en catástrofes, detección de drogas o explosivos, búsqueda de personas desaparecidas, etc.






De como colaboran en el abrevadero de las reses

Alguna que otra vez nuestro querido y buen amigo Pedro Caballero Marañón nos ha comentado la forma que tienen ciertos pastores en Trebujena (Cádiz) de dar agua a sus reses. Esta forma de administrar el agua consiste en extraer tan preciado elemento de un pozo mediante un cubo y una cuerda en un sistema de poleas, para después verte el contenido del cubo sobre un pequeño canalículo que forma el abrevadero. Esta forma manual de elevar el agua es muy tradicional por estas zonas y los pastores enseñan a sus perros turcos a que retengan al ganado en la entrada del abrevadero y poco a poco dejen pasar un número aproximado de cinco cabezas para que aplaquen su sed. El volumen de agua extraído por cubo es suficiente para dar de beber a esta cantidad de reses, pero de vez en cuando el perro se despista dejando pasar mayor número de cabezas. Entonces el pastor dirigiéndose al perro le habla algo así: “Como no eres tú quien saca los cubos de agua, poco te importa el número de ovejas que pasen; si fueses tú quién tirase de la soga, no te darías tanta prisa”. Y entonces el perro advierte rápidamente que han entrando más ovejas de la cuenta y divide el pequeño grupo en dos, quedando uno en el abrevadero y el otro que vuelve al resto del rebaño.



Foto 1: “Canelo” ejemplar de Sánlucar de Barrameda (Cádiz)
Foto 2. Ejemplar de Torrelavega. Cantabria.


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